Desafío

Ricoh pretendía transformar sus espacios de trabajo, y como el contrato de arrendamiento de su oficina de Brístol estaba a punto de expirar, aprovecharon la oportunidad para evaluar la propiedad actual y su huella. El edificio actual ha estado en la cartera de Ricoh durante muchos años y ha funcionado razonablemente bien, pero no ha promovido suficientemente su visión de la innovación, la colaboración o la movilidad del personal.

Para utilizar con acierto el espacio y desarrollar el espacio de trabajo deseado, Ricoh necesitaba datos para reorientar el nuevo plan de oficina y reconfigurarlo de la forma más eficiente posible, mejorando la productividad y agilizando las operaciones.

El uso del edificio se registró en diferentes momentos del día, a través de una muestra aleatoria. Este resultado se comparó con el número de personas registradas en Recursos Humanos y en la división informática para definir la tasa de utilización media. La información obtenida del ejercicio no era lo suficientemente fiable como para convencer a la alta dirección de la reubicación; se requería un estudio más preciso.

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